martes, 3 de mayo de 2011

MARCO TEÓRICO



                                                                                                                 
Bullying se ha definido como la forma de maltrato psicológico, verbal o físico entre estudiantes ya sean jóvenes o niños.
El Bullying fue conocido como problema social en los años setenta del siglo pasado en la península escandinávica, también se le conoce como acoso escolar y violencia entre iguales. Las definiciones son muchas, pero básicamente son eso: violencia entre iguales. Inclusive hay un autor que dice que el Bullying se sigue dando aún en los lugares de trabajo de los adultos, en forma de discriminación, acoso y violencia.
El término “bullying” proviene del inglés “bully” que como sustantivo significa “valentón o matón” y como verbo “maltratar o amedrentar”, en la dinámica del fenómeno juegan papel importante las figuras “bullied” que corresponde a la víctima; “bully” al agresor y “bystander” al que atestigua el problema.
En el agresor presenciamos básicamente: la violencia, las ganas de sentirse superior, la falta de autocontrol (incapacidad de medir su fuerza), etc. Faltas de respetos tanto a sus compañeros y adultos, presenta un deseo de siempre tener el poder.
El agresor raramente llega a presentar este tipo de comportamiento sin causas que lo llevan a él, aunque si ocurre y es algo aún más fácil de evitar que en el primer caso. Por lo regular sufre violencia doméstica y piensa que por éste medio se puede conseguir todo en la vida.
La victima puede o no vivir en un ambiente violento pero definitivamente siente que no puede confiar en sus familiares, y esto nos lleva a proponer que en ese hogar hay represión.
Los perfiles de los personajes encajan bastante bien a la hora de la dinámica, es por eso que muchos casos de Bullying no son detectados a tiempo.

CAPÍTULO I



BULLYING

¿QUÉ ES BULLYING?
El Bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico entre escolares de forma repetida a lo largo de un tiempo determinado.
Este fenómeno social fue descrito a principios de los años setenta del siglo pasado en la península escandinávica; de ahí se propagó al mundo. Es igualmente conocido como “acoso y violencia entre iguales”, y definido como: intimidación y maltrato físico, verbal o social entre escolares, mantenido en el tiempo y casi siempre oculto, que intenta humillar y someter a una víctima indefensa por parte de un compañero abusivo o un grupo de maleantes.
Con los avances tecnológicos existentes, hay un nuevo acoso a través de éstos cuyo término es “cyberbullying”.
El término “bullying” proviene del inglés “bully” que como sustantivo significa “valentón o matón” y como verbo “maltratar o amedrentar”, en la dinámica del fenómeno juegan papel importante las figuras “bullied” que corresponde a la víctima; “bully” al agresor y “bystander” al que atestigua el problema[2].
En el “bully” normalmente se presenta el deseo de rebajar o prevalecer sobre el otro y ésta desigualdad es tolerada por el “bullied”. El primero es por lo general mas grande, fornido y malhablado; mientras que el segundo debe tener en su físico o en su conducta algo que lo hace ser más propicio, lo cual crea las condiciones para que imponga su fuerza sobre el segundo y se haga manifiesto el acoso.
Las más de las ocasiones ésta situación perdura por años y sus efectos llegan a ser irreversibles en la autoestima de la víctima; pocas veces dejan huella física, aunque de acuerdo con comunicados de instancias gubernamentales, llegan a causar la muerte.
Los niños víctimas del acoso sufren tensión nerviosa, gastralgia[3], cefalea[4], terrores nocturnos, ataques de ansiedad, fobias, miedo a la escuela y aislamiento. Sienten que sus vidas están amenazadas y no saben cómo salir de esa situación.
En la edad adulta las secuelas más comunes son ansiedad, abuso o dependencia del alcohol, comportamiento antisocial y dolor abdominal crónico.

POBLACIÓN EN LA QUE SE PRESENTA
Este fenómeno se da principalmente en centros de enseñanza media, donde los escolares aún no desarrollan habilidades de defensa, propia de aspirantes a escuelas profesionales, en donde casi desaparece el acoso (bullying), para dar paso a disputas personales y desencuentros más equilibrados. En éste último  caso no suelen causar bajo rendimiento escolar o deserción; mucho menos suicidio.
Este trastorno social de gran prevalencia se ha hecho más manifiesto entre otras razones, porque no existen instrumentos jurídicos ni educacionales que favorezcan la identificación oportuna ni métodos que tiendan a aminorarlo utilizando recursos no punitivos.
En cierta manera ha ocurrido con este fenómeno algo parecido a lo experimentado con la violencia doméstica: hasta hace poco se consideraba algo inevitable y en cierta manera ajeno a las posibilidades de intervención judicial como problema de carácter estrictamente privado que debía ser solventado en el seno de las relaciones entre iguales, o cuando más en el ámbito de la disciplina escolar, sin intervención por parte de la jurisdicción de menores. Incluso las manifestaciones más sutiles de estos comportamientos antisociales tales como el aislamiento deliberado de un menor, exclusión o sobrenombres vejatorios han sido tradicionalmente toleradas sin más.
De hecho, muchos de los actos encuadrables en el acoso escolar han sido frecuentemente considerados parte integrante de la experiencia escolar, inherentes a la dinámica propia del patio del colegio, como una lección más de la escuela en la que como anticipo de la vida, el menor tiene que aprender a resistir, a defenderse, a hacerse respetar e incluso a devolver el golpe[5].
Muchos gobiernos alrededor del mundo han vuelto su mirada hacia éste fenómeno debido principalmente a la cantidad alarmante de suicidios que se han presentado en sus respectivos países. Distintas instituciones han hecho estudios previos en niños y jóvenes, y los resultados señalan que la mayoría de las víctimas del Bullying tienden a tener ideas suicidas en algún momento de su vida.
De particular importancia es esta asociación desde que el suicidio es la principal causa de mortalidad en adolescentes y aún más si recordamos que es potencialmente prevenible.
El Bullying ya es considerado un problema de salud pública, que demanda el concerniente tiempo y atención de autoridades y familias. Es un problema grave y no debe ser subestimado, México está bastante atrasado en este aspecto y en los correspondientes estudios que ya se están realizando por todo el mundo. 

Este fenómeno, como ya se dijo, se presenta en primarias y secundarias, hay autores que consideran que el asunto se agrava en secundaria pero en realidad no hay un motivo concreto para creer esto ya que, hasta ahora en México, el caso mayormente difundido a nivel médico, se presentó en una escuela primaria.
Hay también quienes dicen que es más común en escuelas públicas que en escuelas privadas, la verdad es que es igual de común en las dos, la única diferencia es el tipo de Bullying que se ejerce en cada lugar.
En las escuelas públicas puede haber los cuatro tipos[6]:
1)    Intimidaciones verbales: insultos, rumores, sobrenombres, hablar mal de alguien.
2)     Intimidaciones psicológicas: Amenazas para provocar miedo, obtener algún objeto o dinero, u obligar a la víctima a hacer cosas contra su voluntad.
3)    Agresiones físicas ya sean directas (peleas, palizas, agresiones menores como collejas[7] o cachetes) o indirectas (destrozo de materiales personales, pequeños hurtos).
4)    Aislamiento social, bien sea impidiendo al menor participar en determinadas actividades o ignorando su presencia.
Mientras que en las escuelas particulares se detecta menor número de agresiones físicas dado que hay más vigilancia sobre los escolares. Aún así muchas veces el grado de intimidación psicológica es mayor dentro de estos centros, igualmente ocurre con las agresiones físicas indirectas.
Respecto al caso anteriormente mencionado aludiremos a él varias veces a lo largo de la investigación, puesto que en él hubieron muchas excepciones a como se ha descrito comúnmente al fenómeno; además de que ocurrió en la Ciudad de México y supone un tipo de Bullying en el cual el agresor no sufre directamente violencia familiar ni de ningún otro tipo.

  Los avances tecnológicos han permitido que se desarrolle otro tipo de Bullying, conocido como “cyberbullying” o ciberacoso que es el uso de información electrónica y medios de comunicación tales como: correo electrónico, redes sociales, blogs, mensajería instantánea, mensajes de texto, teléfonos móviles etc. para acosar a un individuo o grupo, mediante ataques personales u otros medios. 
Pretende causar angustia emocional, preocupación, y no tiene propósito legítimo para la elección de comunicaciones.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS
No es posible definir una fecha exacta como el “nacimiento del Bullying”, pero se sabe que el fenómeno (aunque recientemente se le haya reconocido como tal) es antiguo como la misma existencia de las instituciones educativas, se sabe también que muchos autores lo han nombrado en sus obras, tal es el caso de “Oliver Twist” de Charles Dickens, donde el protagonista recibe un trato vejatorio de manera reiterada, esto pone de manifiesto que el acoso escolar o el acoso a menores pudiera proceder desde los tiempos de la Revolución Industrial, aunque no se descarta que venga de mucho tiempo atrás. Dickens estaba convencido de que si los niños eran víctimas de la crueldad, ello acabaría por convertirlos en delincuentes[8].
Se trata de un problema social extrafamiliar, pero que involucra indefectiblemente a la familia, ya que mientras una sufre las consecuencias de tener un hijo atribulado, la otra hace lo propio afrontando las consecuencias legales implícitas en la demanda por daños debido al comportamiento abusivo de uno de sus hijos[9].

Este capítulo está repleto de información básica pero alarmante, puede ayudar a mucha gente a entender la importancia del fenómeno y sus graves consecuencias a corto y largo plazo. Es necesario erradicar el Bullying o, en el peor de los casos, disminuirlo. Hay que hacer que la sociedad tome conciencia, que los valores y el respeto humano vuelvan a ser básicos en la educación de los niños y que no se fomente la violencia y la discriminación en los medios de comunicación masiva.

CAPÍTULO II


 
AGRESORES Y VÍCTIMAS


DINÁMICA DEL FENÓMENO
En este capítulo profundizaremos en las relaciones y características generales de las personas que intervienen directamente en el Bullying: el agresor “Bully” y la víctima “Bullied”[1], e indirectamente del “Bystander”, que aunque no lo parezca, también sufre un cierto daño al atestiguar el problema.
Los estudios realizados acerca de la violencia escolar afirman que tener amigos y ser aceptados en grupos son factores protectores frente a dicho fenómeno.
El maltrato tiene su mayor intensidad y frecuencia en la etapa comprendida entre los 11 a 13 años. Se crea una conciencia colectiva en la que la víctima es cada vez menos estimada y valorada, lo que favorece que las agresiones aumenten en intensidad y cantidad.

Las características de cada uno de los integrantes de la dinámica del Bullying son muy importantes, tanto para saber reconocer una situación en nuestro círculo social como para poder explicarla a los demás y que ellos a su vez hagan lo mismo, y de esta manera podamos contrarrestar el fenómeno. También nos sirven para entender que el fenómeno muchas veces no empieza en la escuela, sino en el seno de la familia y no solo sale de allí, sino que tiene la capacidad de penetrar en otras familias y hacer rupturas irreparables. Hacer conciencia en la población es de suma importancia: nadie se ve libre de esta situación, a cualquiera de puede (o le pudo) pasar.

Las escuelas que permiten y favorecen que los alumnos comuniquen sus dificultades y en las que éstos se sientan escuchados serán capaces de prevenir e intervenir cuando empiecen estos hostigamientos.

AGRESOR “BULLY”
Características psicológicas & sociales. Entorno familiar.

En el agresor no precisamente debe existir un padecimiento mental congénito o trastorno de personalidad aunque si llega a presentar algún tipo de psicopatología[2]. Su característica principal es la ausencia de empatía y algún tipo de distorsión cognitiva[3]. La carencia de empatía explica su incapacidad para ponerse en el lugar del acosado y ser insensible al sufrimiento de éste.
Las distorsiones cognitivas, en el agresor, tienen que ver con el hecho de que su interpretación de la realidad suele eludir la evidencia de los hechos y deja sus responsabilidades a otras personas.
Carecen de capacidad autocrítica, lo que deriva en una autoestima media e inclusive alta.

Entorno social:
v  Escuela: encontramos que sufre un cierto rechazo por parte de sus compañeros, aunque éstos últimos deberán estar menos aislados que la víctima, dado que cuentan con amigos que apoyan sus conductas.
v  Familia: Ausencia de una relación afectiva cálida y segura por parte de los padres, sobre todo de la madre. Tienen dificultad para enseñarle a respetar límites y combinan la tolerancia excesiva ante conductas antisociales con el empleo de métodos represivos e inhibitorios.[4]
Tienden a la violencia y al abuso de fuerza, presentan relaciones difíciles con los adultos y algunos llegan a presentar bajo rendimiento[5]. A veces llegan a formar grupos de agresores, con las mismas características que ellos.
Podríamos dividir a los agresores en:
v  Activos: Los que inicial y dirigen la agresión.
v  Pasivos: Los que siguen, animan y presentan problemas similares, aunque en menor grado.
Sus frustraciones quizá le lleven a elegir a aquel compañero que le haga patentes sus limitaciones y carencias, o que, simplemente, le parezca vulnerable.


VÍCTIMA “BULLIED”
Conducta. Situación social.

Los tipos de víctima son dos, conjuntamente presentan una situación social de aislamiento e impopularidad general, se sienten angustiados, tensos, con mucho miedo.  A continuación se encuentran sus características específicas:
v  Activa: Tendencia impulsiva a actuar sin elegir la conducta más adecuada para cada situación. Disponibilidad a emplear conductas irritantes, agresivas y provocadoras. Por lo regular tienen un rendimiento escolar peor que el de las víctimas pasivas; a veces la víctima activa llega a ocupar el puesto de los agresores pasivos.                                                                 
Parece haber tenido un trato familiar hostil, abusivo o represivo.
v  Pasiva: Presenta dificultad de comunicación, su conducta es, como su clasificación lo indica, pasiva; miedo ante la violencia y clara manifestación de vulnerabilidad. Altos grados de inseguridad, ansiedad y baja autoestima. Tiende a culpabilizarse de su situación y, por vergüenza, utiliza la negación para huir de ello. Posible sobre-protección por parte de la familia.


ANTECEDENTES
COMPORTAMIENTO
AGRESOR “BULLY”
♦ Distorsión cognitiva.
♦ Carencia de empatía y capacidad autocrítica.
♦ Ausencia de relación afectiva en el hogar.
♦ Tener poder y liderazgo.
♦ Prepotencia.
♦Agresividad, violencia.
♦ Ausencia de valores.
VÍCTIMA “BULLIED”
♦ Baja autoestima.
♦ Infancia hostil.
♦ Sobreprotección.
♦ Falta de confianza  & comunicación.
♦ Se siente solo.
♦ Ansiedad, depresión.
♦ No quiere ir a la escuela.
♦ Tímidos/insociables.








COMPORTAMIENTO DEL QUE ATESTIGUA EL PROBLEMA

El menor que es observador de acoso escolar generalmente suele callar los hechos y no comentarlos por temor a posibles represalias de los agresores, es fundamental hacer ver al menor observador que su denuncia de los hechos es fundamental, ya que al hacer esta denuncia propiciará que los actos de acoso cesen.
Los padres deben hacer ver al menor que es justo ayudar al menor que está siendo víctima; la participación de observador que denuncia es muy importante, es por eso que se le incluye en la dinámica del fenómeno.

¿CÓMO DETECTAR BULLYING?

Comportamiento del menor víctima:

v  Cambios de conducta en el estado de ánimo del menor.
v  Se muestra asustadizo, absorto en sus pensamientos, olvidadizo, etc.
v  Finge enfermedades para ausentarse del colegio.
v  Presenta heridas o moretones.
v  Falta al colegio y da explicaciones poco convincentes.
v  No tiene amigos para su tiempo libre.

Comportamiento del menor agresor:

v  Se muestra agresivo con los miembros de la familia.
v  Es reservado y casi inaccesible al trato personal.
v  Tiene objetos que no son suyos y que no sabe explicar y justificar de dónde proceden.
v  Cuenta mentiras para justificar su conducta.
v  Dice mentiras sobre ciertas personas, llegando incluso a dañarlas o perjudicarlas.
v  Los padres de la víctima o de otros menores han mencionado que dicho menor ha agredido a otros.
v  Si otros compañeros del menor agresor se mantienen silenciosos, incluso en la presencia del agresor.

A lo largo de éste capítulo se vio que no solo influye el entorno familiar sino también el social, cómo es el trato escolar etc. Aunque los dos están estrechamente relacionados. También, y es algo que nos llamó mucho la atención, como antecedente en los dos casos (agresor/víctima), se encuentra la represión y proviene generalmente de la familia.
De aquí concluimos que tanto el agresor como la víctima necesitan ayuda psicológica pero también y con mucha más razón necesitan apoyo familiar. Anteriormente también se mencionó que el problema del agresor y la víctima, es un problema familiar puesto que, mientras que la familia de la víctima tiene un hijo con un trauma severo después de lo que padeció, la familia del agresor tiene (en la mayoría de los casos que son detectados) un hijo con una demanda.